La Morfología ocupa un lugar estratégico, constructor de sentido, ya que integra los diferentes modos en los que se revelan, se comprenden y se crean las formas visuales en relación con la práctica productiva del diseño. Así, la Morfología permite desnudar las particularidades del pensamiento plástico del estudiante: al aprovechar esta condición constituye una disciplina que enfoca con sumo rigor los procedimientos estructurantes de los procesos de diseño dado el alto grado de abstracción con el que habitualmente opera.
La Organización de la Forma constituye el eje conceptual que orienta la práctica del taller. Nos permite introducir las ideas de generación, estructuración y transformación de las formas. Generalmente intentamos abordar dos niveles de estudio: el de los elementos y el de las relaciones, para que progresivamente, el estudiante pueda individualizar y categorizar los elementos constitutivos de la Forma para comenzar a descubrir y establecer él mismo múltiples posibilidades de ordenarla y materializarla.
Esta estrategia de acercamiento a los problemas requiere estudiar aquellos aspectos semiológicos presentes en cualquier forma (forma-comunicación) tanto como los modos en que las formas son percibidas, (forma-percepción). Buscamos incentivar el desarrollo de técnicas instrumentales sólidas y variadas que permitan sostener adecuadamente la capacidad ideativa del estudiante. Proponemos, así, anualmente, el desarrollo de estudios sobre ejes conceptuales (por ejemplo, el estudio de la relación entre Naturaleza-Artificio, el de los procesos de Acumulación-Selección-Ordenamiento o el de la relación existente entre estructuras discusivas sonoras y visuales, por citar tres ejemplos). Estos desarrollos orientan la actividad teórica y la de taller, que incluye un progresiva integración conceptual entre los talleres de Morfología 1 y Morfología 2. Esta idea suele acentuarse con la decisión de realizar propuestas comunes —si bien con distinto grado de complejidad— en el período final de cada uno de los cursos.